Amar.
Esa palabra que empieza con "A" y que a la vez suele acarrearnos tantísimos problemas. Todo suele empezar con el juego de las miradas, he aquí el inicio de un sin fin de emociones y estados de ánimo que afectarán nuestra vida mientras pasa el estado de enamoramiento en nuestro ser.
El primer problema que suele presentarse es el miedo, el temor, el terror de estar en la incertidumbre de saber si también le agradas o no a esa persona tan especial que con un par de miradas, o una simple imagen de su silueta hace que pierdas la cabeza y las mariposas de la felicidad revoloteen felices en tu estómago. Ante esa incertidumbre se presentan preguntas, ¿Debería iniciar yo la conversación? ¿Qué puedo hacer para tratar de coincidir más?, ¿Será soltero(a)?, etc. Ante la impotencia de no poder responder a la mayoría de estas preguntas uno se siente forzado simplemente a tomar una decisión. Tomar la iniciativa y entrar por el punto más vulnerable de la otra persona, tratar de coincidir y entablar una conversación en la que se pueda dar por sentado que se conoce la respuesta de al menos una de las preguntas anteriores.
El siguiente problema que se podría presentar son los nervios a la hora de estar junto a esa persona. Supongamos que todo salió bien y la otra persona aceptó tener una cita, entonces uno no sabe si quiera qué vestir, se supone que deberíamos de dar una buena impresión, pues esa nunca se olvida. Bueno pasemos al siguiente escenario. Uno va camino a la cita y he aquí otra situación, no puedes dejar de pensar en el tema de conversación, ¿Cómo debería iniciar?, ¿Qué le voy a decir?, etc. Preguntas de ese tipo que no hacen otra cosa que confundirnos más.
Entonces uno llega con la otra persona y todo, absolutamente todo el cuerpo se paraliza, la mente deja de pensar, las extremidades no responden al intentar moverlas, el corazón empieza a dar saltos como loco, hasta pareciera que se nos va a salir del pecho. No queda más remedio que conservar la calma y pensar que todo saldrá bien. Una vez todo tranquilo uno debe mostrarse respetuoso y saludar de la manera más amable posible, y es aquí amigos cuando nos topamos con otra encrucijada, si deberíamos saludar con un beso en la mejilla o solamente de mano, yo pienso que depende de muchas cosas, lo dejo al criterio del lector. Una vez sucedido lo anterior, bien o mal ya se tiene entablada la conversación, por lógica uno no va ir y decirle directamente a la otra persona que le gusta demasiado como para seguir viviendo una vida sin él(ella). Creo que resulta mucho más factible ser un poco sutil y esperar el momento adecuado para hacerlo. Tratar de confiar en aquella famosa frase que dice:
"Cuando realmente deseas algo, el universo entero conspira para que se haga realidad".Así que a esperar se ha dicho, y es mejor conocer a esa persona para no tomar una decisión precipitada a la hora de pensar en una relación seria, como dice un antiguo dicho:
Antes de ser novios se debe ser amigos.Hasta aquí he de detenerme por el momento, pero no duden que he de regresar con un poco más de lo que este gran sentimiento involucra y los problemas que nos causa, he de aclarar que no son complicaciones del todo negativas, a veces esas complicaciones acarean consigo momentos inolvidables, dejaré de llamarles problemas, pues más que problemas o complicaciones son situaciones en las que uno se inmiscuye cuando desea jugar este juego tan peligroso y divertido a la vez...
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